La música siempre ha sido uno de nuestros fuertes y es que, aunque no tengamos mucha suerte en festivales como el organizado por la Unión Europea de Radiodifusión, Eurovisión, la realidad es que nuestra industria musical siempre ha sido de las más potentes del planeta. Quizá sea por ello por lo que la música forma parte de nuestras vidas y en nuestra cultura y forma de ser está muy presente, ya sea en pequeñas salas, en la calle o en grandes festivales o actuaciones. Por este motivo no es de extrañar que esta industria de trabajo en nuestro país a decenas de cientos de personas que, de una u otra forma se ganan el pan con este noble oficio. La música va más allá de ser una voz, una melodía o un verso, la música es una industria en la que cada eslabón es igual de importante que el anterior y solo con la unión y sincronía de todos ellos se puede llegar a sacar un producto atractivo que haga las delicias de todos y cada una de las personas que viven de este oficio. Es por ello por lo que a lo largo de este post os descubriremos un poco más este trabajo, así como algunas de las partes que intervienen en él para que todo cobre sonoridad y luzca a través de los altavoces.
Desde los pipas al técnico de sonido o al cantante, todos y cada uno de ellos son uno de los pilares esenciales de la música para que todo fluya y llegue a sonar en los mejores escenarios del mundo. Por ello no es de extrañar que en nuestro país pueda llegar a haber huelgas por el trato de los gobiernos a la cultura y es que esta forma parte de nuestras vidas y de su futuro y de la dignidad de la calidad de vida de sus trabajadores dependen decenas de familias en España. Pero este idilio de España con la música no es reciente puesto que en el recuerdo de todos nosotros está la movida madrileña o la movida viguesa, dos tipos diferentes de música y de artistas que marcaron una de las épocas más felices de la industria musical en nuestro país y que aún recordamos cada día en nuestra memoria. Pero este recuerdo no solo lo tienen quienes lo vivieron, sino que los más jóvenes, en algún momento de sus vidas, también han oído hablar alto y claro de esta época, por lo que no resulta extraño que, con independencia de la edad, sean muchas las personas que todavía canten o tarareen canciones de esta época que, aunque ya pasada, todavía sigue muy presente.
Por aquel entonces los discos se grababan en pequeños estudios o en muchos casos en bares y garajes, sin embargo, en la actualidad, muchos de los discos actuales se graban en el estudio de David Kano, uno de los productores más reconocidos del panorama musical actual en nuestro país. Pero esto no ha sido lo único que ha cambiado, dado que más allá de los lugares de grabación, en la actualidad también optamos por grandes festivales de música en lugar de las antiguas salas de conciertos, aunque bien es cierto que muchas de ellas todavía siguen funcionando, la realidad es que España se ha convertido por mérito propio en uno de los destinos musicales más queridos por los amantes mundiales de la música. Desde el Sonorama al Portamérica pasando por el O Son do Camiño o el Resurrection Fest, cada uno de ellos con un estilo y una tónica particular que los hace únicos e irrepetibles pero todos ellos con el buen ambiente que caracteriza este tipo de congregaciones y que cada año llenan de música y color muchas villas o ciudades de nuestro país, pero no solo eso, sino que también aportan riqueza a las comarcas que los llevan a cabo.
Portamérica, el buen maridar de la música con la gastronomía
Hablar de Portamérica es hablar de Galicia y más concretamente de Caldas de Reis y hablar de Galicia es hablar de gastronomía. Esto al menos ha debido de ser lo que pensaron los impulsores de Portamérica, un festival que se organiza anualmente en la carballeira de Caldas de Reis y que reúne en torno a dos escenarios a algunos de los grupos más punteros del panorama musical español. Sin embargo, si solo fuera eso sería un festival más, pero lo cierto es que no lo es, puesto que además de la buena música también hay buena gastronomía con el Show Rocking, un escenario paralelo y foco de atención de muchos visitantes del festival quienes, además de ver buena música también se llevan a la boca algunos de los pinchos elaborados por los mejores chefs, algunos de ellos con estrellas Michelin o soles de Repsol, como el pontevedrés Pepe Solla, y que cada año se dan cita alrededor de las cocinas de la carballeira de Caldas.