Un establecimiento que cuida la limpieza y la higiene hace más agradable la experiencia de los clientes y crea mejores condiciones para los trabajadores. Asociamos los negocios con los productos y servicios que ofrecen, y con el trato que dispensan al público, pero la limpieza forma parte de la primera impresión. La que atrae al público y hace que se quede.
Existe una relación directa entre limpieza y productividad. Se aprecia en dos aspectos: La relación que establece la empresa con el cliente, un sitio limpio, aumenta la confianza, facilita las transacciones comerciales, y propicia la fidelización; y, por otro lado, la relación entre la empresa y los trabajadores. Mantener limpio el lugar de trabajo crea más seguridad, hace más agradable la jornada laboral y reduce la posibilidad que se produzcan accidentes y enfermedades en el puesto de trabajo.
Lo veremos en dos sectores donde este hecho se aprecia con más facilidad que en otros y donde la higiene ocupa un papel fundamental:
La limpieza en la hostelería.
Es evidente que un restaurante limpio, que huele bien y está bien ventilado, hace más agradable la estancia del comensal, pero al ser un lugar en el que se manipulan, cocinan y sirven alimentos perecederos, la higiene es aún más relevante. Si a eso le añadimos que hay un trasvase permanente de personas de la calle al establecimiento y viceversa, obliga a tener un cuidado especial en esta área.
Los alimentos deben almacenarse en óptimas condiciones de conservación y manipularse siguiendo las normas higiénicas. En cocina, por tanto, debe haber abundante agua caliente, jabón y trapos de uso individual, mejor desechables, con la finalidad de no transmitir ninguna infección.
Las bacterias perniciosas transmitidas por una mala manipulación pueden llegar al comedor, por lo que es necesaria la limpieza de la vajilla, la cubertería y el cambio permanente de servilletas y mantelerías. Si no se puede asegurar que estén limpias en todo momento, es mejor disponer de material desechable, aunque sea menos estético.
Estas bacterias se pueden trasladar al suelo y a las paredes. Por lo que la mejor vacuna para posibles plagas de insectos y roedores es la limpieza diaria. Lo cual no exime al establecimiento de que realice el pertinente control periódico.
La cocina es un lugar altamente peligroso. El agua, la grasa y la basura crean superficies resbaladizas que pueden ocasionar accidentes. La gran cantidad de grasa que se genera durante el cocinado de las comandas es un elemento inflamable, si no se retira cada día en el momento menos pensado puede propiciar un incendio.
La reciente pandemia del COVID-19 remarcó la importancia de la higiene. El 6 de mayo del 2020 el Basque Culinary Center elaboró un protocolo de seguridad en servicios de hostelería con medidas que siguen siendo un referente en el sector, orientaciones a seguir por cualquier restaurante, tales como:
- El producto básico de limpieza es el agua con detergente. Se usará para retirar la suciedad superficial y eliminar los restos de materia orgánica.
- Si se usa lejía es necesario seguir las indicaciones del fabricante. Para superficies sensibles se emplearán productos sin cloro como peróxidos o fenólicos. No deberán mezclarse productos diferentes.
- Sustitución de bayetas y trapos de cocina por papel. El papel asegura que los virus no se trasladen a los trapos. Si se sigue utilizando tela o bayeta habrá que lavarlos y desinfectarlos continuamente. Una forma de higienizarlos es sumergirlos en agua y lejía durante 10 minutos, enjuagarlos y dejarlos secar.
- Concluido el proceso primario de limpieza, se debe pasar a una desinfección más minuciosa con productos químicos.
La limpieza en hostelería es una actividad fundamental que debe realizarse durante toda la jornada, y de una forma más concienzuda, al terminar esta.
Limpieza en talleres.
El trabajo con motores genera una gran cantidad de grasa. En muchos de los talleres, especialmente de automoción, la actividad se realiza de cara al público. Los procesos de combustión y el empleo de lubricantes, disolventes y diversos productos inflamables hacen necesario que el trabajo se efectúe en un área abierta y ventilada. El mantenimiento y limpieza de las instalaciones dan una imagen al cliente de la pulcritud del lugar, pero sobre todo, está regulada por la normativa de seguridad e higiene en el trabajo, al ser una de las principales fuentes de accidente de trabajo y enfermedad profesional.
Un taller descuidado puede dar lugar a tropiezos, caídas por superficies resbaladizas, cortes, descargas eléctricas, caídas de objetos en altura y diversos accidentes. Deberá barrerse, por tanto, una vez al día como mínimo. Se deberán retirar los restos metálicos de cortes, esquirlas, trozos de cable, etc. en el momento en que se generen. Cuando se produzca un vertido accidental de aceites o grasas deberá absorberse de inmediato con serrín y barrerse cuando esté seco.
Los bancos de trabajo deberán estar limpios y ordenados en todo momento, evitando que herramientas cortantes puedan confundirse con los materiales y así evitar accidentes. Habrá que retirar la suciedad de la superficie de trabajo después de cada proceso con trapos y espátula. Los productos inflamables deberán almacenarse en un lugar seguro, colocando los envases allí después de cada uso.
Los cables eléctricos deberán estar desconectados y recogidos cuando las máquinas estén apagadas y no se estén utilizando, para facilitar la limpieza del taller y evitar tropiezos. Los envases vacíos y los restos inservibles deberán llevarse a contenedores especiales de acuerdo con la normativa de gestión de residuos.
Se recomiendan barridos húmedos, cuando las circunstancias lo aconsejen y un fregado habitual del suelo para evitar que la grasa se incruste. Aseos y vestuarios se deberán limpiar en días alternos con productos desinfectantes y antibacterianos. Conviene remover la suciedad de lugares de difícil acceso, como debajo de las estanterías o de la maquinaria pesada, como mínimo una vez al mes, ayudándose de sopladores o aspiradores industriales. Estos lugares, si se mantienen sucios, crean las condiciones para la instalación de nidos de insectos y roedores que pueden ser fuente de infección.
Limpieza en otros negocios y centros de trabajo.
En instalaciones con gran afluencia de público como centros comerciales, estaciones de transporte (autobuses, tren, aeropuertos), hoteles y edificios oficiales se realiza un mantenimiento de la limpieza durante todo el horario de apertura, con especial atención en la limpieza y desinfección de baños. Con una limpieza más completa al cierre.
Está comprobado que un centro de trabajo limpio reduce el estrés y aumenta la concentración del personal, incrementando la productividad. Cuando el trabajador comienza su jornada laboral y ve que todo está limpio y ordenado, le ayuda a abordar de inmediato las tareas productivas.
Uno de los elementos ambientales perjudiciales para la salud es la presencia de componentes químicos. Los técnicos de Stocknet Valles recomiendan el empleo de productos ecológicos que reemplacen la gama de aguafuertes, amoniacos, sales y lejías que tradicionalmente se han empleado en la limpieza, sobre todo la industrial, y que pueden ocasionar irritaciones cutáneas y respiratorias de gravedad en quien los utiliza. Para la manipulación de estos productos se requieren medidas de seguridad: guantes, mascarillas, gafas de protección, gorros y en algunos casos, su empleo deja posos sobre la superficie limpiada que perdura durante horas.
La limpieza en los negocios y centros de trabajo es fundamental tanto de cara a los clientes como en la relación con los trabajadores. Respecto al público, refuerzan la imagen de la empresa, hacen más agradable la relación con el cliente y potencian la confianza y respecto a los trabajadores, crean un ambiente seguro y ordenado de trabajo.