La mejora de la calidad en procesos, productos y servicios es tendencia entre las empresas madrileñas

Hay un asunto del que una entidad no se puede desprender si quiere que su actividad sea bien valorada por todas aquellas personas que pueden convertirse en sus clientes o que ya lo son. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de la calidad. Lo cierto es que todo lo que esté relacionado con la palabra «calidad» en cualquiera de nuestras actividades, productos y servicios tiene una influencia muy importante en lo que respecta a la imagen de nuestra entidad. Así que la mejor opción es controlar, de la mejor manera posible, todos nuestros procesos, gestiones y productos a fin de que sean de la máxima calidad posible.

En los últimos años, hemos identificado que existe un mayor interés por parte de las empresas al respecto de este tema. Y es que no es para menos. La realidad en la que nos movemos ya nos ha mostrado a las claras que la calidad en un proceso, producto o servicio es algo de lo que el cliente termina siendo consciente, sobre todo si ya ha depositado su confianza en varias ocasiones en la misma empresa. Así que lo mejor es que no solo haya una apariencia en cuanto al cuidado de todo lo que tiene que ver con esos productos o servicios, sino que esa calidad exista de verdad.

La gestión de la calidad, por tanto, merece un lugar destacado en todas las empresas. Pero, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente con este término? Es esta la pregunta a la que trata de dar respuesta una noticia que fue publicada en la página web Nueva Isso 9001-2015, en la que se indica claramente que este es un proceso en el que intervienen varias acciones y herramientas que se encuentran destinadas a evitar posibles errores en la entidad y en su proceso productivo y anticiparnos a su aparición.

Otro texto, en este caso publicado en el artículo dedicado a «gestión de calidad» en Wikipedia, indica que existen cuatro procesos en lo que tiene que ver con la gestión de la calidad en el seno de un negocio.

  • En primera instancia, tiene que existir un planeamiento de la calidad a fin de obtener una organización a través de la cual conseguirla.
  • En segundo lugar, un control de la calidad siempre será necesario para eliminar errores.
  • El aseguramiento de la calidad, el tercer proceso, se dedica a comprobar que los productos o servicios cumplan con los requisitos que hemos planeado.
  • Las mejoras en la calidad, finalmente, conforman el último proceso.

Una prioridad en la que la Comunidad de Madrid es pionera

La gestión de la calidad en todas sus formas es una de las prioridades en todos los negocios de todos y cada uno de los sectores de producción de este país. Solo a través del mantenimiento de la calidad de todos los procesos es posible conseguir que la empresa para que la trabajamos sea rentable. Cada vez más entidades tienen esto en cuenta y cada vez son más las que, para ello, están echando mano de la tecnología. Las empresas madrileñas, en este sentido, están siendo una auténtica referencia a nivel nacional según nos cuentan desde Q-Bo.

En Madrid, la competencia en cualquier sector es atroz, mucho más alta que en cualquier otro lugar de nuestra geografía, exceptuando quizá la provincia de Barcelona, que guarda muchas cosas en común en lo que a economía y empresas se refiere con la capital de España. Es precisamente esta competencia tan importante la que hace que las empresas sean conscientes de que, sin procesos, productos y servicios de calidad, su futuro está muy limitado. Este es uno de los motivos que acercan a todos los mercados de estas zonas a una especie de “competencia perfecta” que hace que, en definitiva, el consumidor reciba exactamente lo que quiere sin tener que pagar por ello una auténtica barbaridad.

En todas las empresas que se encuentran en mercados con mucha competencia, los trabajadores y los empleadores son más conscientes de la necesidad de apostar por la calidad. En entornos como Madrid, la posibilidad de elección de los consumidores es tremenda y si se quiere fidelizar a la clientela hay que trabajar muy en serio. No valen las medias tintas.

El desarrollo de un modelo de negocio como el comercio electrónico también ha hecho posible que muchas entidades empiecen a ver como necesaria una mejora en lo que a calidad se refiere en alguno de sus ámbitos de actuación. Ese comercio electrónico, tal y como decíamos cuando hablábamos de mercados como los de Madrid y Barcelona, hace que la gente tenga un gran manojo de posibilidades a la hora de adquirir un producto o contratar un servicio. Aumenta la competencia. Eso convierte en una condición sine qua non al desarrollo de la calidad en todos los sentidos abarcados por una empresa.