Madrid es la ciudad de los bares. Si tienes que tomarte una caña, beber agua o comer un pincho porque tengas hambre no vas a tener problemas en encontrar algún bar. Ya estés en el barrio más rico o en el más pobre. En Madrid, la ciudad más poblada de España, hay un restaurante o un bar por cada 211 habitantes, o lo que es lo mismo más de 15.000 bares. Bueno exactamente 14.989 según el censo del Ayuntamiento sobre actividades en locales abiertos.
Por barrios, la mayor concentración de bares y restaurantes de Madrid se localiza en la zona Centro, algo previsible. Los 132.644 vecinos tienen 2.576 espacios gastronómicos donde elegir. La proporción se ajusta más a la realidad demográfica en Chamberí y Salamanca, que ocupan el segundo y el tercer puesto en el ranking de negocios gastronómicos.
Comparado con España
La única forma de comparar estos datos del Ayuntamiento de Madrid, actualizados a 1 de enero de 2016, con los del resto de España es recurrir al Anuario Económico de La Caixa. Encabezaba la lista de mayor número bares y restaurantes por habitante el pueblo cacereño de Guadalupe, con seis locales donde comer o beber por cada 1.000 habitantes.
Ahora bien con estos datos, qué hacer para ser el mejor bar de Madrid. Demasiada competencia para diferenciarte. Pues bien, nosotros te vamos a dar una serie de consejos para que los pongas en marcha si decides poner en marcha un negocio hostelero en la capital. La batalla no está perdida.
Tu producto estrella
Hay que tener un producto estrella. Es decir algo que la gente vaya a comerlo de manera voluntaria. Que no entre en el bar y diga “qué tienes”. Un producto que destaque por encima de todos los demás y que nos sirva de reclamo para que la gente quiera venir a nuestro local. Un buen ejemplo serían las patatas bravas, unos torreznos o unos huevos hechos de una manera muy especial.
Tapas incluidas en las bebidas. Es un clásico que siempre triunfa. Todos sabemos que cuando se pide un refresco y te regalan una tapa, nos quedamos sorprendidos pero además cautivados. La tapa tiene que ser de calidad y esto en restauración significa buena presencia y con un mínimo de calidad. En lugares como León, Salamanca o Granada es un obligado, y la verdad es que son lugares donde los bares triunfan.
El servicio
Eso sí, de nada sirve tener los mejores productos si la gente no sabe servirlos. Hay que evitar que el trato de los camareros sea arrogante e impertinente o que tarden mil horas en tomar nota a los comensales. Contar con personal profesional es garantía de éxito, porque mucha gente repite porque “nos trataron muy bien”. Solo hay que ver los comentarios en las redes sociales para darse cuenta.
Una de las recomendaciones es que las copas se tienen que servir con elegancia y para ello, que mejor que servirlas en Giona, la marca de cristalería profesional, crea una gama de productos basados en los principios de la marca, diseño, calidad y resistencia. Ya verás como es un punto muy a tú favor.
No debemos intentar gustar a todo el mundo, eso es imposible. Lo más inteligente será saber las necesidades y/o gustos del cliente que deseamos que venga a nuestro bar. Por ejemplo si montamos un bar en una zona de estudiantes tenemos que tener claro que los platos tendrán que ser más económicos y con otros gustos. Por ejemplo ahora muchos jóvenes son veganos o tienen intolerancia a muchos alimentos.
El cliente siempre tiene la oportunidad de decirte qué es lo que piensa y, en muchas ocasionas, lo que piensa tiene que ser tu guía de trabajo, pero la razón, como tal, es algo muy categórico. Por eso, ten un poco de cabeza.
Estrategia social
Es más sencillo de lo que puedas imaginar poner en marcha una estrategia de Social Media, Redes Sociales,Blogs, email marketing, web, etc. Así que apuesta por las redes sociales para reclutar más clientes. Ya sabemos que la mejor campaña de promoción es la del “boca a boca” pero en ocasiones no viene mal hacerse publicidad y dar a conocer a la gente lo que vamos a hacer.
Aquí tienes unos consejos para lograr que tu bar triunfe en Madrid. No será fácil, pero por intentarlo que no quede.